miércoles, 12 de diciembre de 2012

Comunicación Interna, Brand Equity y el Estado Ecuatoriano

El  mundo de la comunicación, en esta ocasión, me ha permitido hacer énfasis en  la cara interna de la organización y en la creación de cultura organizacional.

Durante los últimos 6 años  la construcción de marca de las Instituciones Públicas ecuatorianas se ha vuelto un deber ser. El gobierno apostó por  reconstruir la concepción del Estado y de recuperar sus competencias, a través de su activo más importante, la marca.  Nunca antes este factor fue considerado en el ejercicio público y creo que es uno de los mayores aciertos del gobierno actual.

Del "poder" que adquieran estas marcas (institucionales), dependerán temas cruciales como disminuir la corrupción y lograr eficiencia en las instituciones públicas. Así, si un Ministerio a través de su marca logra hacer vivir valores y conductas a los servidores/as, y más aún logra que los funcionarios se empoderen de lo comunicado, está casi asegurado que se obtendrán resultados a corto plazo.

Esta misión en una institución pública naciente se vuelve más compleja, por la incertidumbre en procesos y en el día a día. Es por eso que la construcción de un discurso coherente que responda a la marca institucional se vuelve primordial.

Les presento dos campañas internas que he liderado dentro de PRO ECUADOR, el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones del Ecuador:






miércoles, 8 de febrero de 2012

La "Malacrianza"






Odio la palabra "malacrianza", pero reconozco que se la puede aplicar cuando se refiere a alguien mal educado.

¿Pero qué es ser mal educado? La respuesta más común sería que la mala educación cruza por normas de etiqueta, por no saber coger los cubiertos, por no eructar en la mesa, etc.

Pero esta vez, quisiera entrar un poco más en la acción de "malcriar" a la que estamos comúnmente expuestos los ecuatorianos.

Desde muy pequeños nos "malcrian", una y otra vez nos repiten que vivimos en un país del "tercer mundo". La enunciación de estas dos palabras es tan poderosa que va calando en nuestra conciencia y repercute en nuestro accionar con prejuicios, barreras y limitaciones.

Ejemplo de esto, es cuando se sentencia a alguien por entrar a la función pública ecuatoriana, y cuando lo primero que preguntan es el salario, para después lanzar el mejor consejo de todos: "pilas, roba bien que esos puestos no duran". Comentarios como estos hay algunos, y todos nacen de esta desesperanza que va implícita en la "malacrianza". ¿Cómo es posible que alguien, loco o no, quiera meterse en el mundo público para trabajar por el país?

La "malacrianza" en el mundo latinoamericano ha hecho que vivamos sentenciados, y ha dado vida a hábitos como la corrupción, el deseo de los jóvenes de salir corriendo del país, y que nadie quiera involucrarse más allá de lo normal.

Estando en España, me pregunto constantemente a que se debe la etiqueta del "tercer mundo", aunque pocos no lo crean y muchos no lo acepten, creo que el tan anhelado "primer mundo", con la crisis, está demostrando su peor faceta.

En países como el nuestro hemos aprendido a vivir en crisis, esto nos ha obligado a esforzarnos más para alcanzar un vida digna. En cambio, en el "primer mundo", donde se entendería que saben afrontar estas situaciones, la mejor manera de enfrentarlas es manteniendo una jornada laboral con 4 horas de almuerzo y con el peor servicio al cliente que puede existir.

Hoy apuesto por Latinoamérica, que hoy en día está luchando contra la "malacrianza", y que por fin entendió que la sentencia de ser países del "tercer mundo" es resultado de un juicio en la que nadie participó.

martes, 7 de febrero de 2012

Sahofan


Mi primer post, en honor a mi abuelo. Este plato que pocos conocen en Ecuador se llama Sahofan -fideos de arroz con carne y verduras salteadas al osteón-, uno de mis platos favoritos, porque más allá de su sabor, logra que me identifique con sus ingredientes. Un fideo que no es el normal, ya que está hecho de arroz, y una mezcla de colores y sabores que lo hacen único. Mi genoma, al igual que el sajofan, esta compuesto de  ingredientes diferentes, específicamente el ecuatoriano, chino, alemán y chileno. Una mezcla casi explosiva, pero que demuestra que las barreras no existen cuando se habla de seres humanos.